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lunes, 6 de septiembre de 2010

VIVE LA REALIDAD



Tal como se funciona, en estado de descuido mayoritario, no se va al conocimiento cuidadoso, al mismo tiempo que se vive. Verifique mientras va leyendo. Mire y vea, cosa que no hace, de un modo habitual. Con este llamado es muy posible que sus hábitos lo/a dejen quieto/a por un momento.

En el modo de los hábitos, estos sustituyen a un cuidadoso estado del ver, durante y bajo cuya mirada se detecta todo lo que se va poniendo desde cualquiera de las miles de sensaciones, por las que el cuerpo pasa y, al mismo tiempo, produce, reproduciendo, como recuerdo para el uso posterior. Es ese recuerdo posterior, siempre atrasado, lo que se llama saber o conocimiento recordado, no el sentido.

El conocimiento de las sensaciones tiene que interrumpirse para recordarse.

En fin, que por hábitos se deja de lado toda esta multitud de acontecimientos, que no son para nada sin importancia para el buen desenvolvimiento y conservación del buen ánimo, emoción y salud.

Lejos de mantener la actitud de cabalgar sin riendas y dar seguimiento a lo que aparece en la CONCIENCIA simultánea cerebral, que no es como la por que se forma por efecto de los hábitos. La conciencia habitual resulta muy poco cuidadosa, impulsiva, refleja y casi inconsciente.

Así mismo, y mucho menos, se sigue el efecto que dicho estado cerebral descuidado, impone sobre la consciencia celular, de tejidos y de los órganos. Es solo de esa forma que se puede detectar el porque uno se enferma por orden propia o impropia. Y es que la conciencia celular recibe de los mandos que le vienen de los hábitos recibidos durante el entrenamiento social, para que funcione sobre bases de confiar en hábitos, que no deben estar bajo una apropiada y cuidadosa mirada y visión.

Si no se siente la necesidad de vivir bajo el amparo de un cuidado muy esmerado se vive bajo los efecto de la fatalidad de lo vivido, de la imitación y reproducción de patrones colectivos, sin otra posibilidad, que no sea la de vivir el desatino masificado.

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